Inicio / Blog

Nuestro Blog

Una ayuda profesional para superar el miedo al dentista

El trauma de ir al dentista podría estar vinculado con experiencias previas, pero no precisamente experimentadas por el niño
Antes no teníamos los recursos que tenemos hoy para asegurar la comodidad del paciente y evitar que sienta dolor durante un procedimiento. La gente visitaba al dentista tan solo en casos de extracciones. Así que el temor que hoy se siente es, en parte, debido a las anécdotas que escuchamos de los que tienen más edad y terminan transmitiéndolas a los más jóvenes.
 
Sin embargo, se cree que la confrontación con una nueva experiencia también asusta a los más pequeños. El miedo es a menudo una reacción a lo desconocido. En cuanto al dentista, el niño queda totalmente vulnerable con la boca abierta, no puede predecir lo que va a pasar.
 
Papás, cuidado con lo que decís.
 
Un error cometido por los padres es usar la visita al dentista como un castigo. Esta es una completa inversión del sentido de la atención dental, que tiene como objetivo cuidar y no castigar.
 
La idea impuesta al niño de que ir al dentista puede ser algo espantoso, a veces es tan intensa que en algunos casos torna inviable la visita al experto. Hay dos tipos de miedo, el bueno y el malo. El bueno nos protege e impone límites; el malo nos inhabilita hacer ciertas cosas y puede hacernos daño. Cuando el miedo del niño alcanza ese nivel, es hora de preocuparse, analizar las causas y tratar de solucionarlo.
 
Al regresar a su casa, al niño se le debe incentivar a destacar los puntos positivos de la consulta con el dentista y la importancia de la prevención. Los niños con una buena higiene bucal no pasarán por procedimientos más estrictos, como una restauración o un tratamiento de conducto, y no tendrán que vivir situaciones dolorosas. Lo ideal sería que el niño viera al dentista como un amigo que lo ayuda a cuidar de los dientes.